Marta López Álamo también está malita: tanto hospital no es bueno

La vida mártir.

Marta López Alamo yendo de camino al hospital
Marta López Alamo yendo de camino al hospital / GAA

La vida en el hospital no es la vida mejor. Al menos así nos lo transmite Marta López Álamo, la pareja de Kiko Matamoros, cada día a través de sus redes sociales. El pasar tantas horas en la habitación de la clínica no es bueno y ha acabado pasándole factura. Se ha puesto un poco malita, pero ella sigue al pie del cañón, junto a su churri, para darle apoyo moral.

Por si no lo sabías, te ponemos un poco en situación.<strong>ingresado</strong> Kiko Matamoros está de nuevo ingresado. Tan solo dos días después de que le dieran el alta por otra afección ha vuelto a ponerse en manos de los médicos por una pancreatitis. Vamos, que entre pinchacitos de ácido hialurónico y mini-baches de salud está que no sale del centro de salud.

Pero ahí está Marta, sin irse de vacaciones de verano para estar a su lado. Eso es el verdadero sentido del amor, estar a las buenas y a las malas, ¿no? Fíjate que tanto cansancio y tanto dormir mal al final le ha acabado saliendo un herpes labial a la pobre chica. Que si la conoces y la sigues desde hace tiempo sabrás que le suele salir cuando tiene los nervios a flor de piel y está algo cansada físicamente.

Lo sabemos porque ella misma lo ha contado a través del 'story' de su cuenta personal de Instagram. Aunque no es la primera vez que le sale, por eso ha querido escribir: "Qué raro", con ironía:

La otra vez que nos enseñó su herpes le salió debido a un retoquito que se hizo en los labios. Pero nada que no pueda superar la 'celeb' con buen humor y positividad.

Lo bueno es que sabemos que tampoco está tan mal, ella misma nos va contando cada día su estado y el de su pareja, es lo que tiene ser 'influencer'. Fíjate que a todo le ve el lado bueno: ya le ha sacado partido a sus 'looks' de hospital (cómodos, fresquitos y prácticos); también ha descubierto que el espejo del baño no está tan mal para sus selfies; y de vez en cuando habla del estado de su churri, o al menos nos enseña su manita, a la que se agarra con fuerza.

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