ARRG!! El nuevo piercing de Cardi B debe doler MUCHO

Ay mamita...

Cardi B en un festival de música
Cardi B en un festival de música / GTRES

El mundo de las celebrities es así de caprichoso. Cuando pensábamos que no podía haber otra persona que la liase siempre más parda que Blac Chyna (con sus idas y venidas amorosas y judiciales con Rob Kardashian, hermano del clan más famoso del mundo, de repente aparecióCardi B. La rapera, que solo era conocida en la esfera más underground de este genero, saltó al estrellato por su gran parecido, no nos engañemos con la anteriormente citada y con Nicki Minaj (con la que se lleva a matar).

Pero como aquí hay sitio para todo el mundo, Cardi B se ha hecho un hueco de manera tan rápida que casi no nos ha dado tiempo a asimilar todo lo que le pasa (y le ha pasado) en la vida. Ha sido madre (de una niña que asegura que "me rompió la vagina cuando salió, ya podían haberme avisado de eso"), se casó con el rapero Offset (con el que ha roto y vuelto tantas veces que hemos perdido la cuenta), se compró una calle entera con su marido ('true story') y tiene tendencia a meterse en líos en bares.

Sí. De ahí que en los juzgados saluden ya a Cardi B como quien va a la panadería todos los días. La rapera ha tenido que acudir a declarar a los juzgados de Queen (Nueva York) por un altercado que sucedió hace un tiempo en un bar. No entraremos en detalles, pero vaya, que para acabar en el juzgado ya os podéis hacer una idea de que lo que pasó allí fueron palabras mayores.

Y ahí que ha ido ella, vestida de blanco para dar una imagen de pulcritud y virginidad (no cuela, querida), para ver si consigue un resultado favorable, cuando nos hemos dado cuenta de que ha adornado su labio inferior con un piercing. ¡Ay, ay, ay! Uno que le atraviesa el labio en horizontal. ¡Grima!

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Que sí, que le queda muy bien y todo lo que queráis, pero ese piercing tiene que doler bastante. ¿Le da mucho rollo? Pues claro. Pero también se puede tener mucho rollo sin atravesarse el labio con una aguja. Y sino que se lo digan a Cristina Pedroche, a quien pararon por la calle para decirle exactamente esto. No lo de la aguja, sino lo del rollo.

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