'Supervivientes': tijeretazo al pelo por un chuletón ¡Isabel Pantoja ha cedido!

El hambre aprieta, chicos.

La Pantoja y Lara Álvarez halando del corte de pelo
La Pantoja y Lara Álvarez halando del corte de pelo / Supervivientes

Si hace unas semanas se nos caía alguna que otra lagrimilla al ver lo conmocionados que estaban los supervivientes justo cuando a Colate se le fracturó la clavícula, esta vez la risa se ha apoderado de nuestros seres, cómodamente sentados en el sofá de casa y después de una buena cena.

A ver, lectora, es inevitable soltar unas carcajadas cuando ves la cara de hambre de gente como Mónica Hoyos, la Pantoja o Albert... Sobre todo cuando se les propone cortarse el pelo a cambio de un chuletón. ¿Quieres carne? Pues córtate el pelo, anda.

Todo empezó cuando llegaba a 'SV: Tierra de Nadie' uno de los momentos más esperados del concurso: se trata del juego de la mesa de las tentaciones. El precio a pagar por comer era... ¡Tijeretazo!

"Tendrás que raparte el pelo por un chuletón", le decía Lara a la de Cantora. "Uy, dejaría de ser yo", replicó Isabel. Su cara era un pedazo de poema. Eso sí, si en vez de raparse el pelo a la producción le bastara con un buen corte, todo bien. La tonadillera estaría encantada si a cambio hubiese barbacoa con refresco y patatas para ella y todos sus compañeros. Qué bien se le da lo de negociar.

A Mónica Hoyos también se lo propusieron y la presentadora dijo sí. Albert también aceptó la propuesta, y quien le rapó el pelo al cinco fue la mismísima Pantoja. Él, sentado, iba compartiendo sus patatas fritas y su pollo asado con la tonadillera. Un cuadro.

Fabio, La Pantoja, Albert y Omar
Fabio, La Pantoja, Albert y Omar / Supervivientes / TWITTER

La parte más durilla le ha tocado a Omar Montes, quien se ha comprometido a pelar todos los cocos y almendras de sus compañeros durante una semana a cambio de comerse una tortilla de patata.

Dakota ha podido hablar con Ruben, su novio, y como penitencia tendrá que pasar 48 horas con los ojos tapados. Fabio ha rechazado un vacío argentino porque no le parecía buena idea tirarse dos días encadenado a un compañero. Peor les ha ido a otros, la verdad.

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