‘Rehab' por culpa del hacha

En Animal Crossing te puedes enganchar a muchas cosas. Acopio de bayas, recolección compulsiva de fruta, diseño loco de ropa y complementos... y también está la extraña adicción a las hachas.

Ni la mismísima Baronesa Thyssen con su glamouroso grito protesta de ‘no a la tala'' me podría haber detenido, totalmente descontrolada. Mi personaje Rocius lo estaba dejando todo yermo a su paso. Es como un pequeño Atila con pelo rosa y cara sonriente, engaña con este aspecto cándido e infantil pero a la que te descuidas, ¡ZAS!, hachazo.

Mis compañeras de pueblos vecinos me tienen bastante calada, pero me veían aparecer con un regalito debajo del brazo y se ablandaban. Iba a sus hogares con la mejor de mis intenciones. Me decía: ‘esta es la última vez'', pero al final no podía soportar las ganas de hacer el mal. Se revelaba en mí el deseo de ir a hurtadillas a algún rincón y empezar a talar y el riesgo de que mis anfitriones se den la vuelta y me descubran era sublime. Divertidísimo.

Pero he pedido ayuda a la Comunidad Cuore porque no quiero acabar como Lindsay Lohan. Marta me está enseñando a hacer mi existencia más estilosa decorando mi casa. Alba siempre animándome a que atienda las exigencias de mi pueblo y Ana no para de invitarme a su casoplón para hacerme ver que se pueden hacer muchas cosas divertidas sin empuñar el hacha.

Me tendré que desahogar de vez en cuando en la casa de los sueños, allí puedo dar rienda suelta a mis instintos malignos sin repercusiones. No es lo mismo, lo sé, pero menos es nada.

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