El robot Asimo ya da la mano
El androide construido por Honda muestra en Barcelona sus nuevas habilidades
Ya es casi una personita. El robot Asimo, con el que el fabricante de automóviles Honda quiso demostrar al mundo que podía reproducir "una movilidad completa y funcional", mostró ayer por primera vez en Europa que corre más deprisa, habla, sirve cafés, es capaz de dar la mano y que se le puede interrumpir sin que, por ello, se bloquee. Más que muchos humanos.
Sin embargo, hay que estar entrenado para hablar con él: decirle las cosas muy claras y darle a conocer las intenciones. Y si no, que se lo pregunten al alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, que ayer se quedó con la mano en el aire esperando la respuesta del robot cuando le ayudó a inaugurar las segundas Jornades de Robòtica del Parc de Recerca Biomèdica. Y es que Asimo, pese a sus avances, tiene limitaciones para evaluar una situación, aunque una vez entrado en materia puede amonestar amablemente a su interlocutor si cree que este excede el tiempo de sostener su saludo.
La prueba de la bandeja
Así que el robot, pese a que estuvo un tiempo empleado en la sede de Honda en Japón como recepcionista, aún lo tendría crudo para encontrar trabajo, aunque fuera para servir esos cafés que con tanta destreza sus creadores han logrado que lleve en una bandeja, que transporta y deposita en una mesa sin sobresaltos.
Un gesto cotidiano del que los humanos no paramos a pensar en su complejidad: reconocer el entorno, desplazarse y esquivar los obstáculos, evaluar la fuerza necesaria para sostener peso, realizar movimientos verticales y hallar un espacio donde depositar la carga. Todo eso es posible gracias a que el nuevo Asimo tiene dedos y usa los pulgares como los humanos, para agarrar objetos. Y también a muchos nuevos sensores.
"Tenemos que mejorar la toma de decisiones, la autonomía de comportamiento y cómo funciona en conjunto", explicó ayer Edgar Korner, presidente de Honda Research Institute Europe. Es decir, hacerlo más eficiente. Porque sus cien-
tíficos, explicó, han logrado reproducir la movilidad humana, con acciones como subir y bajar escaleras o girar mientras corre si que pare, pero aún no han conseguido transmitirle la resolución y las emociones. "Tiene una inteligencia de tipo cerebral, pero tenemos que entender realmente cómo funciona el cerebro para reproducir la arquitectura del control", añade.
De momento, este androide con mochila que mide 1,30 metros y pesa 54 kilos, hace sus pinitos como futbolista, con un perfecto estilo. Quien quiera comprobarlo, hoy hay sesiones gratuitas y abiertas al público, previo registro en la web www.suportserveis.com, a las 16.50 y 20.45 horas, en el Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona.
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