YACIMIENTO DE LA BASTIDA

Una Troya en Murcia

Descubierta una fortaleza de hace 4.200 años en la que vivieron hasta 1.000 personas

Restos al descubierto de la muralla del yacimiento de La Bastida, en la localidad murciana de Totana.

Restos al descubierto de la muralla del yacimiento de La Bastida, en la localidad murciana de Totana.

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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En lo alto de un cerro situado en la localidad de Totana (Murcia), lejos de las zonas más transitadas y de los tierras agrícolas más fértiles, floreció de forma sorprendente hace 4.200 años, en la edad del bronce, una ciudad de unas dimensiones y un desarrollo únicos para su época en Europa occidental. Pervivió durante seis siglos y luego fue abandonada para siempre.

El yacimiento de La Bastida, donde se sitúa la ciudad, fue descubierto en 1869 y desde entonces se han realizado en él diversas campañas de excavación. Sin embargo, no ha sido hasta los últimos cuatro años cuando ha empezado a manifestarse su auténtica magnitud.«La ciudad ocupaba cuatro hectáreas y en ella vivían entre 800 y 1.000 personas de forma permanente, algo extraordinario para aquel tiempo», explica Rafael Micó, miembro del equipo de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) que trabaja en el yacimiento, junto a Vicente Lull, Cristina Rihuete y Roberto Risch.«Su nivel de desarrollo era comparable al de la civilización minoica en Creta», insiste.

De hecho, la ciudad presenta avances arquitectónicos del ámbito militar que parecen proceder del Mediterráneo oriental, como la segunda ciudad de Troya o bien otras incipientes urbes en Palestina y Siria.«Esto fue 1.100 años antes de que los fenicios empezaran a expandirse», destaca el investigador de la UAB. En este sentido, Micó apunta el reciente descubrimiento de una muralla con muros de tres metros de ancho y posiblemente 300 de largo, realizados con grandes piedras y argamasa, así como torres macizas troncopiramidales de hasta siete metros de altura. Para calibrar su magnitud hay que destacar también el hallazgo de una gran balsa con un dique de 20 metros de longitud capaz de almacenar casi 400.000 litros de agua.

La ciudad se erigió en un lugar elevado como fortaleza defensiva. Muy posiblemente, ello obligaba a llevar todos los víveres y hasta los materiales de construcción desde unos cinco kilómetros de distancia, algo difícil de imaginar si no es en una«sociedad militarizada, con castas y dominada por un poder violento»,concluye el arqueólogo.