Los cambios sanitarios

El ICS inicia el proceso que dará autonomía a sus ocho hospitales

El Hospital Joan XXIII, de Tarragona, perteneciente al Institut Català de la Salut (ICS), el sábado pasado.

El Hospital Joan XXIII, de Tarragona, perteneciente al Institut Català de la Salut (ICS), el sábado pasado.

   ÀNGELS GALLARDO / Barcelona

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El Institut Català de la Salut (ICS) prevé conceder el próximo mes un amplio grado de autonomía a uno de sus ocho hospitales, que, junto con 25 centros de asistencia primaria (CAP), se constituirá en una empresa filial del grupo sanitario de la Generalitat, que emplea a 41.000 profesionales sanitarios. La nueva entidad gestionará de forma autónoma el 8% de los 2.770 millones de euros que constituyen el presupuesto del ICS para el 2012 -221 millones-. Tendrá personalidad jurídica propia, podrá solicitar créditos si los necesita para financiarse y, como hacen los 56 hospitales públicos concertados de Catalunya, establecerá un contrato con el Servei Català de la Salut por el que se le financiarán los actos médicos que se comprometa a asumir.

En cambio, a diferencia del resto de los centros concertados, no podrá disponer de una línea privada de asistencia, como sí existe en el Hospital Clínic de Barcelona y en el de Sant Joan de Déu, entre otros.

La anunciada desmembración del ICS se detendrá ahí este año. El resto de los centros que integran el instituto, otros siete hospitales y 260 CAP, seguirán funcionando como un organismo de la Generalitat cuyas finanzas y cambios funcionales deben ser aprobados en el Parlament. El objetivo de esta pretendida partición es conceder agilidad de gestión a esta enorme empresa pública, la mayor de Catalunya, y facilitar que sus centros sanitarios ganen competitividad en el sector sanitario, explica la dirección del ICS.

GRACIAS A LA 'LEY ÓMNIBUS' / Esta primera disgregación -que posiblemente protagonizará el Hospital Joan XXIII de Tarragona u otro centro de similar envergadura- es vista por la Conselleria de Salut como una experiencia piloto cuyos resultados se analizarán el próximo año antes de autorizar nuevas independencias. El objetivo del ICS es completar su descentralización en los próximos cinco años. Este paso es posible gracias a la aprobación, el pasado diciembre, de laley ómnibus, que amplía las competencias de autonomía previstas en la ley del ICS, del 2007. Una vez se produzca la disgregación, el hospital independizado y los 25 CAP funcionarán como lo hacen el resto de los centros sanitarios concertados: dispondrá de tesorería propia y establecerá contratos con sus proveedores. El personal que incorpore a su plantilla a partir de entonces no estará sujeto al estatuto de la función pública -no serán funcionarios- y sus salarios serán decididos de forma autónoma por la dirección del hospital. Esto no alterará los derechos de quienes sí son funcionarios, la mayoría de los profesionales sanitarios del ICS.

La nueva empresa filial dependerá de un consejo gestor de ámbito superior, que seguirá presidido por el ICS, y mantendrá algunos servicios comunes con el resto del grupo, los que resulte más beneficiosos contratar a gran escala: logística y mantenimiento, material quirúrgico y sanitario, medicamentos, limpieza y numerosos servicios auxiliares de uso cotidiano se seguirán gestionando de forma conjunta por todos los centros del ICS. «Queremos tener las ventajas de un gran grupo, pero eliminando las desventajas que supone ser un organismo de la Administración sin ninguna autonomía», indicó Joaquim Casanovas, director del ICS. «El ICS no se troceará, no tendrá áreas de servicios de pago ni podrá incorporar capital privado», añadió el responsable.

PREOCUPACIÓN / La nueva fórmula, que es vista con preocupación por el personal del ICS, favorecerá que los gestores establezcan incentivos salariales para los sanitarios que cumplan los objetivos de actividad y calidad que marque la dirección. La idea, añaden, es evitar que se pierda «iniciativa y liderazgo». La posibilidad de disgregar este instituto quedó plasmada en una ley, aprobada en julio del 2007 por el Govern tripartito, que, según argumenta su articulado, debe «desarrollar una gestión pública moderna, autónoma, con participación de los profesionales, descentralizando tanto como sea posible la toma de decisiones asistenciales».

Aunque la ley se aprobó hace cinco años, nunca se habían puesto las bases para su aplicación. La posibilidad de tener más autonomía y capacidad de competir forma parte de las aspiraciones de un sector del personal médico del ICS, que con frecuencia ha criticado la excesiva burocratización de sus centros sanitarios. También coexisten quienes temen que en el interés de los nuevos gestores predomine el objetivo de ajustar los presupuestos, un aspecto no siempre asumible en servicios públicos sanitarios sujetos a imprevistos. Los sindicatos han asegurado en los últimos meses que la Generalitat pretende introducir capital privado en el ICS.