José Luis Rodríguez Zapatero: "Yo convocaría a los partidos catalanes para buscar una salida"

"Respeto todas las opiniones de Pedro Solbes, pero cuando la gente te vota hay que darles las gracias"

NEUS TOMÀS / JOSE RICO / Barcelona

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José Luis Rodríguez Zapatero reconoce que su libro 'El dilema. 600 días de vértigo' (Planeta) tiene algo de catártico. El expresidente describe, no sin amargura, la etapa final de su mandato. No es, ni pretende serlo, un libro de memorias. Es su visión de la crisis y la descripción, en primera persona, de cómo la gestionó.

-Como aficionado al fútbol sabe que hay entrenadores que intentan ganar en la sala de prensa lo que se perdió en el campo. ¿Con su libro quiere demostrar a los españoles que no entendieron su estrategia, de que el resultado al final no fue tan malo?-

Intento explicar lo que viví, lo que sucedió y qué fue lo que hice. El problema es que la crisis fue imprevisible, inédita y muy grave. Por tanto, ante esta situación, los resultados siempre estarán sometidos a una crítica que entiendo y respeto, muy especialmente cuando el paro afectó a tanta gente. Es una ampliación de la explicación que un gobernante debe a los ciudadanos y que no pude hacer con toda la profundidad en la última etapa del Gobierno.

-En su libro reconoce que percibió la incomprensión. La ha notado también ahora cuando ha sacado del cajón la famosa carta del BCE?

-Para nada, porque si se explica bien no te afecta la crítica. Y se han hecho críticas de las cartas sin preguntarme el por qué.

-Usted dijo que no la enseñó antes para no generar inestabilidad...

-Evidentemente.

-¿Y qué aporta ahora? ¿Lectores?

- Yo soy el que mejor sé las claves de la carta. Entonces la lectura podía ser perjudicial y por eso en ningún momento ni negué las cartas ni las confirmé ni las expuse públicamente. Creo que no tenía otra opción, y era la opción responsable. ¿Ahora por qué? Bueno, porque ya no hay riesgos y porque la explicación de una parte de la toma de decisiones y de los momentos que vivimos sería muy incompleta si no aporto las cartas. Ya se ha olvidado, pero el debate sobre las cartas era si el BCE me había impuesto la reforma de la Constitución. Y nadie me la impuso, fue una iniciativa autónoma mía.

-La fórmula para reformarla fue con un acuerdo casi por la puerta de atrás entre PP y PSOE. ¿Hoy haría lo mismo?

-Es que la reforma de la Constitución permite ese trámite rápido. No es lo que más me gustó desde el punto de vista del respeto a los procedimientos, evidente. Pero entendí que era una situación de excepción que con esa reforma podía evitar el tener que verme en el trance de tomar decisiones más difíciles que afectaban a derechos laborales. El debate era acabar con el salario mínimo, un contrato de crisis fuera de convenio, dinamitar la negociación colectiva. Eran los mínimos derechos laborales y ahí ya no iba a aceptarlo.

-¿Ha leído el libro de Pedro Solbes?

-No, pero lo leeré.

-Es respetuoso con su equipo económico, pero ellos andan a la greña. ¿Miguel Sebastián y David Taguas le han hecho el trabajo sucio al defenderle de las críticas de Solbes?

-Son mayores de edad y tienen toda la libertad de opinar como la han tenido siempre. Quienes fueron mis colaboradores nunca recibirán una crítica mía. Pero aquellos que hacen críticas han de estar dispuestos a recibirlas, forma parte de la dialéctica democrática. A mí no me va ese estilo, tengo en gran valor el voto democrático. Me parece tan impresionante que los ciudadanos te den un voto. Es la propiedad personal más intensa. Tengo respeto a Rajoy porque le han votado los ciudadanos y a mi Gobierno mucho más porque era mi gobierno.

-O sea que Solbes no está siendo respetuoso con sus compañeros.

-Respeto todas las opiniones que ha expresado Pedro Solbes aunque hay una que no me resisto a comentar y es lo de que se arrepintió a presentarse a las elecciones. Cuando la gente te vota hay que darles las gracias.

-Usted dice que respeta el voto. Ahora el 75% de los catalanes quieren decidir cuál debe ser el estatus de Catalunya y no les dejan. ¿Hay algo más democrático que votar?

-La democracia tiene dos principios que no pueden superponerse: la voluntad de los ciudadanos y el respeto a las reglas del juego. Si desbordamos uno de los dos principios, por mucha razón que se tenga, se abre la puerta a cualquier otra cosa.

-¿Si le llamase alguno de sus antiguos colegas de los consejos europeos, pongamos por caso, la señora Merkel, y le preguntase qué pasa en Catalunya, qué le explicaría? 

-Le diría que hay un sentimiento de distanciamiento que hay que recuperar con diálogo y entendimiento.

-José Montilla advirtió de la desafección Catalunya-España, pero pareció que nadie le hizo caso.

-El Estatut se llevó hasta el límite de la constitucionalidad. Soy responsable de haber cumplido con las inversiones en Catalunya, pero no soy responsable de cómo se gestionó el dinero, ni de la sentencia del Estatut. Me siento responsable de haber cumplido con Catalunya.

-Usted es contrario a la independencia, pero dice que estamos lejos de poder acometer una reforma constitucional. ¿Qué propone entonces?

-Sentarse a hablar. Si fuera presidente, cogería la sentencia del Estatut y convocaría a los partidos catalanes para buscar una salida. Negociaría un mayor autogobierno, también en cuestiones simbólicas e identitarias, y más inversiones. Porque partimos de la base de que una consulta no cabe en la Constitución.

-Hay constitucionalistas que defienden que sí cabe.

-Siempre hay opiniones para todos los gustos, pero la Constitución es clara en este sentido. Las fuerzas tienen que reconocer los avances que ha habido y explorar vías de salida, que existen y seguro que ya han pensado, para conseguir un cierto cauce de reencuentro. Catalunya y España se necesitan.

-Dice Alfredo Pérez Rubalcaba que el PSOE ha vuelto, pero parece que los ciudadanos no lo notan. Este fin de semana, un sondeo de EL PERIÓDICO vaticinaba que sigue cayendo mientras el PP coge aire.

-Vi esa encuesta y me sorprendió. Estoy convencido de que la conferencia política ha sido un factor positivo para el PSOE. He dirigido el partido 12 años y sé que tiene una gran fuerza social y capacidad de recuperación.

-Según ese sondeo, un posible escenario de futuro sería una gran coalición PP-PSOE, al estilo de Alemania. ¿Lo considera plausible?

-Siempre he pensado que en Catalunya debería haberse producido un entendimiento entre CiU y PSC. En España sería positivo que se produjese un acercamiento entre el PP y el PSOE, por ejemplo, para la reforma de la Constitución. También habría que incluir a los partidos nacionalistas que estuviesen interesados, porque, por ejemplo, la ERC que hay ahora no es la de Josep Lluís Carod-Rovira y Joan Puigcercós, con quienes yo negocié.

-También negoció con Artur Mas. ¿Le ve capaz de llegar hasta el final en el proceso independentista?

-Mas siempre me ha parecido un demócrata más proclive al entendimiento que al conflicto. Desde la sentencia del Estatut hay un diálogo pendiente. No se ha hecho un análisis posterior y ha faltado un debate en el Congreso con todos los partidos catalanes y con el presidente de la Generalitat.

- ¿Cómo se le queda el cuerpo cuando escucha a Esperanza Aguirre tildar al Tribunal de Estrasburgo de «vil e infame» por haber derogado la doctrina Parot?

-El Tribunal Europeo de Derechos Humanos es una garantía para todos. Se puede discrepar del fallo, pero no se puede desautorizar. Soy partidario de que los terroristas cumplan toda la condena, pero me produce una enorme tristeza que no se recuerde que ya no hay muertos. La democracia ha derrotado contundentemente al terror.

-El presidente del PSE, Jesús Eguiguren, ve una «injusticia» que Otegi esté en la cárcel. ¿Usted también cree que para el proceso de paz sería mejor que estuviera fuera?

-Respeto a Eguiguren porque ha entregado muchas cosas para defender la paz, pero hay que respetar también a la justicia. Cuando salga, el papel que juegue Otegi dependerá de lo que decida ese mundo.

-Elena Salgado, en una filial de Endesa. Leire Pajín, en la Organización Panamericana de Salud. Joan Clos, en la ONU, como Bibiana Aído. Por no hablar de todos los consejos de administración en los que están Felipe González y José María Aznar. Tanto que les cuesta encontrar trabajo a muchos españoles y lo bien que les va a la mayoría de políticos.

-Le podría poner ejemplos de políticos en paro o que les ha costado encontrar trabajo tras abandonar la política. Es bueno que haya españoles en organismos internacionales.

-¿A usted le han ofrecido entrar en algún consejo de administración?

- Dije desde el primer momento que mi intención no era esa y, por lo tanto, si me lo han ofrecido, no lo voy a comentar.

-¿A Aznar lo da ya por imposible?

-Mi confianza en el talante es grande, pero hasta el talante tiene límites objetivos.

-¿Nota el síndrome del jarrón chino?

-Hay que saber que el ejercicio del poder es temporal. Lo esencial de la política son las ideas. Me alegra cuando veo que en algún país se aprueba el matrimonio homosexual porque nosotros fuimos pioneros.