Catalunya, lío asegurado

Tanto si Mas logra ser presidente como si no, se avecina un vía crucis político

Artur Mas, depositando su voto.

Artur Mas, depositando su voto. / periodico

NEUS TOMÀS / BARCELONA

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Es costumbre que este diario empiece el año haciendo una proyección de qué es lo que puede suceder a lo largo de los próximos 12 meses. Los responsables de cada área cruzamos los dedos para equivocarnos lo menos posible, conscientes de que es más fácil acertar en unos ámbitos que en otros. En el caso de política, y concretamente de la política catalana, que es la que nos ocupa en este artículo, la probabilidad de acertar es comparable a la de que en una asamblea con más de 3.000 militantes de la CUP el resultado sea un empateun empate. O sea que, adivinar el futuro se puede adivinar, pero estaremos de acuerdo en que es bastante complicado. Lo único seguro es que el lío está garantizado.

Tanto si la cúpula ‘cupaire’ mantiene mañana el ‘no’ a Artur Mas como si decide que, casi en tiempo de descuento (el próximo día 4), le inviste para que pueda seguir en el cargo, el vía crucis político no nos lo ahorra nadie. Ni a Mas, por supuesto, ni a los pacientes (de paciencia) catalanes, que hace meses asistimos, en el mejor de los casos, expectantes, al vodevil en el que se ha convertido la gobernabilidad de este país. Porque si el líder convergente consigue ser presidente de nuevo, tiene por delante un primer reto que ni subir al Himalaya: aprobar los presupuestos. Unos presupuestos que son imprescindibles para cumplir el plan de choque que le prometió a la CUP, pero para los que Junts pel Sí (CDC+ERC) no dispone de la mayoría necesaria puesto que el grupo de Antonio Baños ya les avisó de que esta será una negociación aparte. Si no es con la CUP, ¿con quién puede aprobar las cuentas? Pues Mas tendría que llamar a la puerta del PSC (Miquel Iceta ya le ha dicho que no le busque porque no le encontrará) o a la de Catalunya Sí que es Pot, que tampoco está por la labor. Contentar a Esquerra (que dice que la independencia ya está aquí) y a la vez a Podemos (que pide que primero hay que votar) sería un ejercicio de funambulismo complicado incluso para alguien tan astuto como el ‘president’ ahora en funciones.

'PLAN A' Y 'PLAN B'

Paralelamente, deberían irse forjando las llamadas estructuras de Estado, que o bien por secretismo o bien porque está todo por hacer, más que estructuras son secretos de Estado. El compromiso es que en 18 meses exista una Hacienda catalana y que para entonces los contribuyentes estaremos amparados por una seguridad jurídica (una ley que tendrá que aprobar el Parlament) que impedirá que nos llegue una inspección/multa del Ministerio de Hacienda español por ser morosos ante la Agencia tributaria del Montoro de turno.                                                                                                                  

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Todo ello formaría parte de la guía del' plan A', el que CDC y ERC diseñaron tras el 27-S.  Pero,  ¿y si Mas no logra mantenerse en el cargo? Es de suponer (como todo en esta crónica) que si cumple con la palabra dada, convocará unas nuevas elecciones. Así, en marzo volveremos a votar, aunque no sabemos si será una segunda vuelta del 27-S; unas autonómicas y ya está; si Mas será candidato; si CDC y ERC repetirán coalición; si será el momento elegido por Ada Colau para dar el salto o si Ciudadanos se mantendrá o no como segunda fuerza. Sí, muchas preguntas y ninguna respuesta. Pero consuélense, a estas alturas es muy probable que ni los mismos protagonistas sepan aún qué contestar.  

Paralelamente, Convergència debe afrontar su congreso de refundación, una cita que este partido considera fundamental para su supervivencia. Cambiaran de sede (la actual está embargada), de nombre (la duda es si mantendrán el de Democràcia i Llibertat) y está por ver cómo muda el discurso para convertirse en el gran partido socialdemócrata que aspira a ser.

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Como siempre en estos procesos habrá movimientos de sillas. Y, en función de si se logra retener el Govern, los que suban y bajen en el escalafón de mando no serán los mismos. Y se dedicarán todos los esfuerzos a intentar que la sombra del ‘clan Pujol’ no siga persiguiéndoles. Claro que eso no dependerá de CDC sino de las novedades que depare la instrucción judicial. Otra cosa (o no) es el 'caso del 3%'. 

En el flanco izquierdo, una vez Iniciativa ha decidido inmolarse en favor de un frente más amplio, habrá que estar atentos a los movimientos que Podemos haga aquí y en Madrid. Pablo Iglesias necesita a Colau y compañía, y viceversa. De momento todo es buen rollo pero…que le pregunten al PSC lo complicado que puede llegar a ser entenderse con los hermanos o primos de la meseta.