Los efectos de la moratoria hotelera

El Ayuntamiento de Barcelona ha frenado 35 proyectos de alojamientos turísticos

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Tras casi cuatro meses de incertidumbre, el Ayuntamiento de Barcelona ha dado a conocer los efectos de la polémica moratoria hotelera que dictó a principios de julio. La suspensión cautelar de licencias de alojamientos (básicamente) turísticos ha supuesto la paralización de 35 proyectos, mientras que otros 51, con derechos adquiridos en el mandato anterior, siguen adelante. No se trata pues de las cifras escandalosas que algunos agoreros esperaban para descalificar la iniciativa municipal, aunque probablemente tampoco es el resultado contundente que el equipo de gobierno pretendía.

La fotografía hotelera presentada ahora no es, sin embargo, más que una parte de la gran radiografía pendiente sobre el modelo turístico. No se trata solo de regular el ámbito de los alojamientos, sino también de acometer otros efectos de la actual saturación de visitantes en determinadas zonas de la ciudad, como el incivismo o la galopante economía sumergida que genera. Anuncia el ayuntamiento un calendario -que podría culminar con el fin de la moratoria en marzo- para avanzar en la redacción del plan general turístico. Es un ambicioso y plausible compromiso que exigirá la participación, además del propio sector turístico, de otros ámbitos implicados como vecinos, comerciantes, restauradores, agentes culturales y deportivos o entidades medioambientales. En definitiva, se trata de diseñar una ciudad que ofrezca tanta calidad de vida a sus vecinos como a sus visitantes.