tú y yo somos tres

Ni el cólera pudo con ella

FERRAN MONEGAL

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Ha concluidoGran Hotel (Antena 3 TV). Un final a la altura de lo que esta teleserie ha sido. Todas las tramas bien cerradas. Los malos acaban difuntos. Y un duelo interpretativo entreConcha Velasco (doña Ángela) yAdriana Ozores(doña Teresa) para chuparse los dedos. Con este enfrentamiento se ha cerrado el círculo. Esta producción comenzó con un primer duelo entre estas dos grandes actrices, que se saldó con la victoria de la entonces dueña absoluta del hotel, y la derrota de la gobernanta, condenada a llevar en secreto la identidad de su hijo. Ahora, en el duelo final, la que fue derrotada triunfa: ya no es gobernanta, es directora; su hijo ya es conocido y respetado y, además, ya no es empleada, sino copropietaria del negocio. ¡Ahh! Es una versión del clásicoarriba y abajomuy revolucionaria y sugestiva. La mejor escena de este último capítulo es cuando se declaran los primeros dos casos de cólera en el hotel. La terrible bacteria comienza encaprichándose de un rico riquísimo y de una sirvienta humilde. Para doña Teresa el asunto está clarísimo:«El señor seguirá en su suite y le cuidará el médico. A la sirvienta se la despide y listos». O sea, la historia ocurre en el año 1900 y, no obstante, parece una crónica sobre la actualidad de hoy mismo. Y doña Ángela, que podría ser perfectamente la bisabuela deAda Colau, reniega de este canallesco clasismo y comienza una contundente acción de choque creando una especie de PAC (Plataforma de Afectados por el Cólera) y se erige en líder para frenar la epidemia. Y lo consigue. ¡Ahh!

A lo largo de la ficción de sus capítulos hemos asistido en esteGran Hotelal nacimiento de la luz y al de las primeras bombillas; también al del fonógrafo y al del cinematógrafo: por ese establecimiento ha pasado una jovencísima y tiernaAgatha Christie; ha actuado el escapistaHarry Houdini; y hasta ha aparecido el reyAlfonso XIIIcon su amante, y destrás de ellos la reinaVictoria Eugeniahecha una furia. Como personajes secundarios, pero de gran potencia escénica, han brillado el detective Ayala, interpretado al estilo Hércules Poirot por un sensacionalPep Antón Muñoz; y un tremendo mosén, verde y mujeriego a más no poder, a cargo deRoger Coma. EsteGran Hotelha significado también la última y deliciosa incursión televisiva del gran e inolvidableJuan Luis Galiardo. O sea, y resumiendo: ha logrado la productora Bambú una notabilísima filigrana. De una rara calidad, muy poco habitual. Bravo.