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La asignatura pendiente del PSC

 La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

José Montilla hizo ayer un primer análisis de las causas del fracaso electoral del PSC. Apuntó las incoherencias del Govern, la falta de mensaje, la actitud frívola de socios poco institucionales y la animadversión de muchos medios de comunicación. Debería haber añadido tanto los errores de la cúpula del PSC, que ha parecido afrontar un reto superior a la consistencia de su mandíbula, como una autocrítica acerca de su capacidad de construir el nuevo modelo de liderazgo, de verbo austero pero eficaz ejecutoria, que en su día apuntó.

El avance claro de Artur Mas en los sondeos ocurrió solo hace 18 meses. Ni Montilla, ni antes Pasqual Maragall, han sabido utilizar la Generalitat para adquirir una estatura superior, algo que Jordi Pujol logró, con mucho trabajo y con TV-3. Destacan las críticas al PSOE por su reticencia al tripartito y el retraso en el desarrollo del Estatut y el pacto de financiación. También por una sentencia del Constitucional que, políticamente (pese a la benévola lectura de Carme Chacón), evidenció que España mantiene un extremo recelo ante todo lo catalán.

Pero lo más novedoso es que Montilla viene a admitir que el PSC y el PSOE no han sabido entenderse. Ese es el punto clave. Era arriesgado proseguir el tripartito en el 2006 si el PSOE estaba en contra. No es que el PSC deba obedecer, pero sin estrategia conjunta -si el PSC quería una cosa y el PSOE la contraria, como ha sucedido- era casi imposible que el Gobierno de Montilla, o el de Zapatero, pudieran salir adelante. El PSC ha pagado la crisis y los errores propios; Zapatero también la pagará. Pero hay un plus. La España plural exige un acuerdo a fondo entre el PSC y el PSOE. Para asegurar que España no entiende a Catalunya y constatar que el PSOE, muchas veces, tampoco, sobra el PSC. Para eso se basta CiU y, en el caso de que se deje seducir por la derecha española, está ERC.

Ahí está el resultado de las catalanas del 2003 y del pasado 28-M. La asignatura pendiente para el PSC es convencer al PSOE de que no hay estrategia socialista sólida sin el pacto de 1978 de Felipe González (y Alfonso Guerra) con el socialismo catalanista. El PSOE gobierna porque el PSC es siempre el primer partido en las generales, mientras el PP es tercero o cuarto. Al menos, hasta ahora,