AVANCE REVOLUCIONARIO

Vía libre hasta Trípoli

Una unidad rebelde se abre paso sin hallar resistencia hasta la capital libia, donde es recibida entre vítores

Rebeldes saludan al avanzar hacia Trípoli.

Rebeldes saludan al avanzar hacia Trípoli.

FRANCE PRESSE / REUTERS
TRÍPOLI

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A primera hora de la noche ya entraban en Trípoli, concretamente por el barrio de Janzur, en el oeste de la capital, y estaban siendo aclamados por la multitud. Llegados desde las montañas, una columna rebelde compuesta por cientos de vehículos que transportaban a combatientes insurrectos libios logró abrirse paso durante la jornada de ayer hasta los mismos suburbios de la capital, penetrando en el feudo de Gadafi con disparos al aire y sin encontrar casi resistencia. Horas después, ya entrada la noche, el flujo humano se acrecentó y miles de combatientes revolucionarios seguían el ejemplo de esta primera columna que había ejercido de punta de lanza, convergiendo hacia la misma capital libia donde se había atrincherado Muamar Gadafi. «Ahora, Libia es libre; Dios es el más grande», decía un residente en la ciudad de Maya, al ver pasar a los combatientes rebeldes. Durante la noche, miles de personas salieron a la carretera costera para saludar a los revolucionarios.

El camino de la unidad rebelde fue menos espinoso de lo previsto. A mediodía, los rebeldes se hicieron con el control de un cuartel militar del régimen y de las armas que había en su interior. «Queremos avanzar hacia Trípoli hoy mismo», ya adelantó un soldado a France Presse que acompañaba al cortejo, enviado en apoyo de las avanzadillas militares que la noche anterior ya habían llegado hasta algunos barrios periféricos de Trípoli.

Pocas bajas

Otro de los lugares emblemáticos del régimen liberados en el tortuoso camino hacia Trípoli fue la prisión de Maya. Los rebeldes aprovecharon la circunstancia para poner en libertad a decenas de detenidos allí recluidos. Los reclusos, con el torso desnudo, debilitados y delgados, mostraban señales ostensibles de haber sido torturados o golpeados. Entre el fuego cruzado de los francotiradores leales al régimen, los revolucionarios introdujeron a los presos en vehículos para llevárselos lejos de las celdas de nueve metros cuadrados en las que se habían hacinado hasta el momento y donde reinaba un calor asfixiante. «Estoy muy feliz de ser libre ya; ahora ya puedo disfrutar de la libertad y de la democracia», dijo Anuar.

El tercer obstáculo en el avance hacia el bastión de Gadafi fue el estratégico bosque de Ghadayem, donde soldados gadafistas se habían apostado para frenar el avance de sus enemigos. «Cuatro mercenarios que no eran libios han sido abatidos», anunciaron los portavoces de la revolución.

La llegada a Trípoli del convoy fue el bálsamo que permitió que los habitantes de la capital se sacudieran de encima el miedo de los últimos meses desde que comenzó la revolución el pasado mes de febrero. «En 41 años, no había visto esto nunca, la gente saliendo a la calle sin miedo», confesó una vecina a la CNN.