Berlín abre un centro para refugiados homosexuales

El albergue acogerá a 120 personas doblemente vulnerables, por su condición sexual y de solicitante de asilo

Mahmud Hassino, homosexual sirio refugiado en Berlín.

Mahmud Hassino, homosexual sirio refugiado en Berlín. / periodico

Carles Planas Bou / Berlín

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Los refugiados que llegan a Alemania tienen cada vez más miedo a la reacción agresiva de los ultras y al creciente escepticismo de los ciudadanos al  plan de acogida ideado por la cancillera Angela Merkel. Pero dentro de los solicitantes de asilo hay un colectivo aún más frágil y vulnerable, los homosexuales. Esta martes Berlín ha abierto las puertas de un nuevo centro que se convertirá en el hogar de 122 refugiados gais, lesbianas y transexuales.

Las instalaciones, localizadas en el este de la capital alemana, cuentan con un total de 29 departamentos y servirán para dar cobijo a este grupo de personas. “Vimos que era imposible que los homosexuales convivieran en centros con otros refugiados porque eran agredidos y marginados, así que trabajamos para que tuvieran un sitio especial donde estar seguros”, cuenta a EL PERIÓDICO Marcel de Groot director de la oficina de orientación sexual de Berlín. Desde esta organización se denuncian los casos de maltrato, abuso psicológico e incluso violación que han conocido.

Los refugiados homosexuales son la minoría de la minoría, lo que los convierte en un claro objeto de menosprecio. No tan solo sufren la ira de los sectores ultraderechistas alemanes, sino también de otros solicitantes de asilo que no aceptan su condición sexual e incluso del personal de seguridad. La imposibilidad de convivir en centros con otros refugiados forzó a las autoridades a buscar una alternativa. “El miedo es insoportable”, añade el periodista y activista gay sirio Mahmou Hassino.

MIEDO A SUS FAMILIAS

Muchos de ellos, cuenta De Groot, huyeron de su país porque sus preferencias sexuales estaban perseguidas y consideradas delictivas. Pero no solo el estado los repudió. En gran parte de los casos, las víctimas también son humilladas por unas familias conservadoras y tradicionales que ven en la condición sexual de sus descendientes un acto de deshonra. “A pesar de que ahora están en un país donde ser gay es normal, muchos tienen miedo a decirlo por las represalias que pueden sufrir ellos y sus familias”, añade De Groot.

El albergue para refugiados homosexuales de Berlín es el segundo de este tipo que se inaugura en Alemania después del de Nuremberg, al sur del país, que abrió sus puertas el pasado 1 de febrero. Aunque se prevé que hasta 122 personas vivan en sus instalaciones de momento tan solo hay 12 residentes. Entre julio y diciembre del 2015, los estados de Berlin y Brandeburgo registraron 95 casos de ataques contra homosexuales. Aún no hay estadísticas a escala federal.