La batalla en internet

Los ciberactivistas pro Wikileaks amenazan con nuevos ataques

Tres manifestantes sostienen caretas de Julian Assange, en una protesta a su favor en Brisbane (Australia).

Tres manifestantes sostienen caretas de Julian Assange, en una protesta a su favor en Brisbane (Australia).

EL PERIÓDICO
LONDRES

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La guerra en internet no ha hecho más que empezar. Los hackers simpatizantes de Julian Assange, el fundador de Wikileaks detenido en Londres, anunciaron ayer más ciberataques contra las webs de las firmas que cerraron las puertas al portal de filtraciones, al tiempo que, por primera vez tras el arresto de Assange, un jefe de Estado, el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula de Silva, salía en defensa suya en nombre de la libertad de expresión.

«Los ciberataques continuarán», declaró a la radio de la BBC un portavoz del grupo Anonymous, responsable de los ataques del miércoles contra Visa y Mastercard, que bloquearon las transferencias bancarias a Wikileaks. Ayer, este grupo dirigió a los ciberactivistas contra la web de PayPal, elegida como blanco por cancelar la cuenta de Wikileaks con la que esta recibía donaciones de todo el mundo. Y apuntó a Amazon como próximo objetivo.

«La campaña [de ataques] no ha terminado, se está reforzando», dijo el portavoz de Anonymous, un ingeniero informático que, con acento británico, se presentó bajo el nombre de Coldblood. «Es una guerra informática, queremos que internet siga libre y abierta a todos, como ha sido siempre», añadió. Según dijo, «cada vez hay más gente involucrada, más personas que se descargan el programa que permite lanzar ataques de denegación de servicio».

CONTRA EL GOBIERNO SUECO / Además del caso de Visa, Mastercard y PayPal, ayer se supo también que la web del Gobierno sueco estuvo inoperativa durante unas horas la noche del miércoles. Nadie duda de que fue una nueva acción en represalia por la demanda de extradición de Suecia contra Assange, acusado de abusos sexuales contra dos mujeres de ese país.

Por su parte, el presidente de Brasil criticó ayer la detención del jefe de Wikileaks y manifestó su «solidaridad» con la web por divulgar miles de archivos secretos de la diplomacia de EEUU. «Ha dejado al desnudo una diplomacia que parecía intocable», dijo Lula, que animó a sus conciudadanos a vertir sus protestas en el blog de la presidencia brasileña.

Otra importante voz que se alzó para defender a Assange fue la de Navi Pillay, alta comisaria de la ONU para los derechos humanos. Pillay declaró que las presiones empresariales contra Wikileaks «podrían ser interpretadas como un intento de censura, y podrían potencialmente constituir una violación del derecho a la libertad de expresión de Wikileaks». Por contra, Claes Borgström, abogado de las mujeres que acusan a Assange, negó al diario The Guardian la presunta conspiración contra él y calificó de «muy injusto» el caso de sus clientes.