10 DIBUJANTES DE CÓMIC SACAN PUNTA AL OFICIO

Ana Miralles: "Hay que aparcar el Mac y sacar las acuarelas del cajón"

(Madrid, 1959) Una de las dibujantes españolas más internacionales, se dedica al cómic desde 1982, cuando debutó en la revista 'Rambla'. Sus obras más conocidas, como la trilogía de 'Eva Medusa' o la exitosa 'Djinn', se publicaron primero en el mercado francés. En el 2009 ganó el Gran Premio del Salón del Cómic.

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JOEL MERCÈ / ANA SÁNCHEZ

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¿Cuándo empezó a pintar algo en la vida? El dibujo me atrapó desde que tengo memoria. Si no dibujara, no sería yo misma.

¿Cómo se dibujaría a sí misma? En mi retrato, las líneas serían movimiento y los colores, luz. Unos trazos sueltos, un dibujo rápido para fijar mi estado antes de la siguiente mutación.

Su frase de bocadillo favorita. Elijo una de 'La casa dorada de Samarkanda', de mi adorado Hugo Pratt, cuando Enver Bey se lanza con su caballo y el sable desenvainado contra un nido de ametralladoras guarnecido por un destacamento de armenios. “Todo es Kismet” (todo está escrito), grita antes de caer abatido. Quien a hierro mata, a hierro muere. Fue él el artifice del genocidio que asoló ese pueblo.

¿Cuántas horas trabaja al día? Como la mayoría de mis colegas, demasiadas. Pueden ser entre 8 y 12 horas diarias.

¿Proyectos? Estoy acabando 'Djinn 13'. También preparo el libro de bocetos sobre el ciclo indio, y me faltan pocas páginas para acabar el siguiente álbum de 'Wáluk', con Emilio Ruiz al guion.

Tómele el pulso al cómic. ¿Presión arterial? Salud por los cuatro costados. Los autores podrían abastecer a un público mucho más numeroso.

Los lectores de cómic son… Principalmente curiosos, participativos y abiertos a otras disciplinas. Es difícil que a un lector de cómic solo le interese el cómic.

¿Para qué sirven los cómics? Las utilidades propias de un objeto sólido apilable: soporte de diversos objetos como altavoces; aislamiento acústico y térmico para las paredes, una función nada desdeñable. En su faceta inmaterial, es similar a otras artes narrativas, con la gloriosa excepción de que el lector tiene que poner más de su parte.

¿Dónde está el negocio? En aparcar el Mac y sacar las acuarelas del cajón. Estoy convencida de que la informática beneficia a todo el mundo menos al autor.

¿Qué tienen en común los dibujantes de cómic hoy? Como los de ayer, amor incondicional por nuestra profesión. Lo nuestro es pura vocación. También la dedicación plena sin horarios, sin más previsiones en nuestra vidas que nuestras fechas de entrega.

¿Pintan más los hombres o las mujeres? No respondo a preguntas sobre género. Me he cansado. Basta ya. Nuncamais. Hartaestoy.

¿Lo más surrealista que le ha pasado? Casi todas mis experiencias surrealistas vienen de mi relación con los editores. Me alegro de que por fin se vaya a esclarecer el asunto de los universos paralelos, así muchos de estos fenómenos quedarán enmarcados dentro de la normalidad.

¿El sitio más raro donde ha visto uno de sus dibujos? No existe un sitio raro si los dibujos están contextualizados. Hay dibujos míos en una almazara, pero eran ilustraciones sobre prensas de aceituna medievales para un libro sobre el aceite. El otro día encontré fotos de gente tatuada como mis personajes.

¿Qué subrayaría en fosforito en su currículo? “Ha trabajado en equipo”, tiene su mérito.

¿Cuál es el futuro del cómic? Dentro de 10 años no nos vamos a reconocer. Y espero que en ese cambio los autores salgamos beneficiados.

Un cómic a devorar. 'Magasin général', de Régis Loisel y Jean-Louis Tripp.