CIUTAT VELLA

Asientos reservados

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Descanso 8Dos vecinas de Ciutat Vella se disponen a utilizar sillas colocadas por los comerciantes.

Descanso 8Dos vecinas de Ciutat Vella se disponen a utilizar sillas colocadas por los comerciantes.

TERESA PÉREZ
BARCELONA

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Ciutat Vella es uno de los distritos con mayor porcentaje de vecinos mayores de 65 años. Por eso en esta zona, una silla se convierte en un bien preciado del mobiliario urbano. Ignorado por los más jóvenes, es imprescindible para los mayores. Pero no todas las calles, plazas y comercios tienen asientos donde la gente puede ver pasar el tiempo. Un recorrido por el distrito permite comprobarlo.

Salut Barrios, de 76 años, vive en la calle de Moles y padece del corazón.«Tienen que poner asientos. Yo me he mareado varias veces. Un día tuvieron que cogerme porque si no me hubiera caído», reclama. Isabel Biñán, vecina de la zona desde el año 50, recorre con la vista la calle de la Ciutat.«Solo conozco dos tiendas que tengan: la Xarcuteria Fondevila y las fotocopistería Boades», aclara. La charcutería tiene una gran clientela y la gente tiene que aguardar un rato hasta que le toca el turno, por eso las sillas son un servicio más.«Siempre las hemos tenido. Deben de ser las mismas de hace cinco generaciones», aclara una empleada.

Para los clientes

Otra muestra es Joguines Monforte, en la plaza de Sant Josep Oriol. En la entrada hay dos sillas de madera donde la gente puede sentarse mientras espera. «Es lo primero que ofrezco a los clientes», explica la encargada, Mercè Moral.

En Escudellers a falta de asientos en la calle, las vecinas bajan las sillas de casa. En la puerta de la cervecería Judas, Manuela Fernández y sus amigas descansan. Fernández se queja de que en las terrazas de los bares están los únicos asientos,«pero hay que pagar dos euros por un café con leche».

Teresa Caja, presidenta de la Associació de Comerciants del Carrer Avinyó, detectó la escasez de asientos en Ciutat Vella después de observar que se habían esfumado los bancos de la plaza de Sant Miquel donde los vecinos hacían la tertulia. En estas estaba cuando un día, Caja vio pasar por la calle a un anciano que apenas se mantenía en pie. Ni corta ni perezosa, sacó una silla de su negocio y se la ofreció.«De ahí surgió la idea de colocar sillas a la entrada de las tiendas. Botiguers y el distrito se sumaron», dice.

Las sillas, de plástico de color negro, se colocan en las puertas de las tiendas hasta que cierran los comercios. Tienen una ubicación estratégica, siguen la ruta de lagent gran, la que va del Casal al CAP, pasando por el mercado. Los bancos ya han vuelto a la plaza de Sant Miquel pero losbotiguers siguen sacando las sillas a la calle para que reposen los mayores. En la calle de Avinyó ya hay más de 30 y la Barceloneta y el Raval ya han hecho suya la iniciativa. En total, un centenar de sillas.