Mourinho se sentará en el palco, incomunicado

Rodeado de miles de personas, José Mourinho se sentirá solo. Y se sentirá también incomunicado. Las que tendrá cerca no querrán hablar con él. Y a las que querría hablar, estarán lejos. Mourinho se sentará en el palco, a no ser que la UEFA dictamine lo contrario en la reunión de hoy, por ser el único lugar en el que se le puede garantizar cierto grado de seguridad y porque no hay otro en el que pueda estar solo. Sancionado por su expulsión de la ida, el técnico del Madrid tendrá que dar la charla en el hotel. Ya no podrá dar más ordenes a sus jugadores y a Aitor Karanka, su segundo, ni a los técnicos que estarán en el banquillo. Ni por teléfono ni con papelitos.

Karanka ya ejerció de primero ayer en la sala de prensa del Camp Nou y siguió la estela de su jefe. La del club, obsesionado en atribuirse el papel de víctima dentro del presunto contubernio entre la UEFA y el Barça para favorecer a los azulgranas que ya denunció Mourinho en el Bernabéu tras el partido de ida.

PARTIDO EN «SEGUNDO PLANO» / «Después del dictamen de hoy (ayer), el partido queda en un segundo plano», aseguró el exdefensa, que denunció la prevaricación del organismo futbolístico europeo. «Hace unos meses se sancionó al Madrid por unos hechos no tipificados en el reglamento [las expulsiones de Ramos y Xabi Alonso en Amsterdam inducidas por Mourinho desde el banquillo] y ahora habrá jugadores que faltaron al fair play y al respeto que sale en las camisetas en el campo», deploró Karanka, sin citar nombre alguno. Como su jefe, no se atrevió a acusar directamente a «los autores» de los «insultos racistas». Ni siquiera a pesar de «las imágenes que ha visto todo el mundo» por televisión.

Esa fue la primera respuesta de Karanka a la pregunta de si el Madrid se jugaba el estilo, el orgullo y la reputación. Compareció con un discurso prefabricado y se agarró a él. El Barça, según él, según ellos, no es tan fiero. Recordó que solo pudo marcar de penalti (en la Liga), que perdió la Copa y que solo pudo ganar (el 0-2 de la ida) cuando el Madrid se quedó con diez jugadores.