ENTREVISTA

Josep Darnés: "Reivindico la libertad de estar mal"

En 'La burbuja terapéutica', el autor narra en primera persona cómo cayó, durante años, en las trampas del crecimiento personal y las terapias

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Ana I. Bernal-Triviño

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¿Cuándo la terapia deja de ser la solución y se transforma en el problema? ¿Puede uno volverse adicto? Experiencias propias y mucha autocrítica sobre ello es lo que narra Josep Darnés (Figueres, 1976), en el ensayo 'La burbuja terapéutica' (Arpa Editores). Más de 200 páginas donde explica el peligro de algunas terapias o del pensamiento positivo. Es el resultado de más de 15 años donde probó más de 50 tratamientos hasta que descubrió, por sí solo, cómo se sentía de absorbido y esclavizado.

Esta semana pasé por una librería y a la entrada, de unos 20 libros, 15 eran sobre buscar la felicidad, creer en mí o creer es poder. ¿Qué hay detrás de esto?

Empezamos fuerte... Es una respuesta multifactorial. Por un lado, la penetración del pensamiento positivo desde hace años en todos lados. Estos libros crecen en época de crisis, como si fueran la salvación. Y por otro, el individualismo es más elevado, lleva a más presión y más competitividad y facilita este pensamiento. 

Menciona el pensamiento individual pero, a la vez, en su libro insiste en el valor del grupo en las terapias.

Es una coexistencia. Somos humanos, nos gusta estar en grupo y los talleres no tienen sentido con una persona. En los grupos encontré de todo, también había gente que salía peor de lo que entraba. A nivel individual me costaba mucho estar en esos grupos, en una especie de oasis terapéutico, pero que el lunes sonase el despertador y ver que el mundo seguía con su funcionamiento. Ese aislamiento provocaba, a su vez, más aislamiento de la realidad.

¿Qué define a la generación del 'yo'?

Aparece con el individualismo. Salimos de una sociedad más grupal donde la familia era un pilar y había más sentido de comunidad. Con el psicoanálisis aparece una sociedad que se analiza a sí misma, y desde entonces se ponen las semillas de la idea del ‘yo tengo derecho a ser feliz y a triunfar’. Incluso en la constitución americana se habla del derecho a ser feliz.

"Cuando 
encuentras
 
terapia, sientes
una especie
de flechazo,
un subidón"

¿Vemos eso en las redes sociales con más intensidad?

En las redes el 'yoismo' está muy al día. Los psicólogos pueden tener mucho trabajo en el futuro con estas personas. Viven de mostrar una personalidad en redes sociales pero luego debes ser consciente de que debes mantener esa personalidad y eso, como en gran parte de la cultura de la imagen, es mentira. Hay personas que viven de ello, pero otros esperan solo a tener seguidores como una forma de validarse. 

¿Pensamos sobre nosotros mismos demasiado? 

Nos hemos hecho un lío. Se lucha contra la naturaleza y, al final, el tópico de que todo es más fácil es real. Marino Pérez habla de la hiperreflexividad, y es que estamos tan pendientes de nosotros mismos que termina por ser más problema que el problema en sí. En ocasiones, estar preocupado es peor que la preocupación. A veces, parecía que estaba prohibido decir que estabas bien en los grupos, que no es más que tener una vida tranquila. Si lo decías te miraban extraño, como que ocultaras algo. Nadie está bien ni mal del todo, y es un estado que hay que aceptar.

¿Qué es la trampa de la búsqueda en las terapias?

Todo empieza con un momento de crisis, como una separación, ansiedad o no encontrar trabajo. Esto puede solucionarse con terapia y volver a tu vida normal, o hay quien sigue buscando. Cuando encuentras terapia, hay una especie de flechazo, un subidón. Una vez dentro, te enganchas, pero luego buscas una terapia nueva. Todo tiene una utilidad y un tiempo. Es un bucle del que no sales y es casi peor, porque cuando buscas una terapia nueva llevas una anterior, con información sobre tu 'yo', que relacionas.  

En su libro menciona que, a veces, hay un 'speaker' de barrio que termina por hacer sufrir más a quienes peor están.

El 'speaker' de barrio es un conferenciante barato, que vende humo, y que se aprovecha de gente con poca cultura terapéutica, que se cree ciertas cosas, que cree que la van a ayudar. Puede ser que al salir tras la charla, incluso esa persona salga con un subidón, pero a la larga no soluciona su problema. En esto veo un tema de trastorno de ayuda compulsiva. Estos personajes dicen que su propósito en la vida es ayudar a la gente y yo les diría que dejen de ayudar, nadie lo ha pedido y no están ayudando. 

¿Hay terapias que aumentan la culpabilidad con sus mensajes? 

Pues uno de los más perversos es cuando dicen que el paciente tiene reticencias al cambio. El terapeuta se coloca en una situación de superioridad y dice que si no cambias, eres tú quien se resiste a la terapia cuando, al final, el que sufre tiene ganas de estar bien y no tomar ansiolíticos o antidepresivos. En general, los mensajes positivistas tienen algo perverso dentro porque hay una negación de la realidad, lo vemos en personajes como Trump o en dictadores.

En un momento narra un viaje a Argentina que no le apetecía hacer, pero acude por insistencia del terapeuta. ¿A veces se sentía sin capacidad de decisión? 

Sí, aunque asumo mi parte por ser una persona influenciable, pero es cierto que tenía un poder. A nivel de toma de decisiones tienes que ir con ojo. En ese caso, por ejemplo, me encontraba mal de salud y, al final, la ilusión de ese viaje era de él, pero no la mía. Cuando vas al terapeuta estás muy vulnerable, en crisis, y buscas respuestas. Ir a terapia es una especie de fracaso, entre comillas, porque no tienes respuestas.  

Se buscan respuestas pero, ¿qué perfil demanda estas terapias? ¿Acuden personas que,  por el recorte de derechos o la propia crisis, viven una situación extrema? 

Es muy interesante porque ese perfil no está. Imagino que son personas que no se pueden pagar ciertos grupos, porque al final es dinero. A veces, cuando yo ganaba más dinero antes que ahora, iba más a grupos. Parece que de cuanto más dinero dispones, más gastas, pero hay de todo. También hay personas que se arruinaron pagando este tipo de terapias. 

"Ir a terapia es
una especie de
fracaso, entre
comillas, porque
no tienes
respuestas"

Hablamos del contexto de crisis y surge el mito del emprendedor que triunfa. 

Lo 'bebemos' del mundo estadounidense. Es el mito de los tres amigos en el garaje de su casa que montan Apple. El sueño americano, el 'si quieres puedes', el 'consigue tus deseos', crece en momentos de crisis. Cuando falta trabajo, dicen que no hay y que te reinventes, que montes tu negocio. Y aparecen estos gurús que te animan a hacerlo cuando, curiosamente, la mayoría no ha montado un negocio en su vida. Al final es un gran engaño. En el emprendedor y las 'startups', el fracaso es enorme. Gente que se queda con deudas y termina peor.

Y se genera más frustración.

Claro, volvemos al tema del realismo. Podemos emprender pero… ¡Vaya con emprender! Igual que no todo el mundo puede ser terapeuta, no todo el mundo puede ser emprendedor.  Yo quise hacerlo, en una locura de estas, y tuve que poner el freno de mano. 

Comenta en el libro que ha visto una necesidad de ser feliz por encima, incluso, de enfermedades.

Al menos, lo venden como una oportunidad. Un malestar o una enfermedad que te va a joder la vida, y encima escuchas que te tienes que esforzar para verlo positivo.

No da tiempo a reflexionar sobre la enfermedad.

Exacto, pero forma parte de la sociedad del cansancio, que nombro en el libro. Es esta especie de autoexplotación.  El ser humano no se permite descansar. Tú ves cualquier mamífero y se permite descansar si está mal. Aquí solo parece que venimos a competir, a negar lo que ocurre. Reivindico la libertad de estar mal y estar jodido. 

¿Es una base común de las terapias la técnica de buscar al niño interior?

Es una búsqueda de la infancia perdida, de ese pintar la infancia como la época donde todo era maravilloso. Las terapias más regresivas se obsesionan con este tema, como si llevasemos un niño dentro al que hay que sanar y cuidar de forma constante. Yo lo veo como una obsesión sobre el pasado, de no aceptar que la infancia fue la que es. Insistir mucho en ello incluso creo que infantiliza a la gente, me cansé.

Sea sincero. ¿Cuánto le ha costado desengancharse de esto?

Mucho. Es como el adicto. Cuando me vienen crisis, tengo como el automático de volver a ir. Es como un síndrome de Estocolmo o abstinencia. Lo habitual es no desengancharse. Cuando alguien salía rebotado, lo criticábamos y decíamos que no se entregaba. Ahora los entiendo. 

Datos biográficos

Josep Darnés se inició en las terapias a raíz de una crisis de ansiedad. Escribe en ‘La burbuja terapéutica’ en condición de cliente,  alumno, discípulo y lector tras más de una década de asistir a tratamientos y talleres de ayuda. Todas las experiencias narradas en el libro son reales, aunque algunas parezcan surrealistas.