El nuevo Hollywood: los 'nadies' toman (por fin) la alfombra de los Oscar

Cultura de la violación, violencia racial, salud mental, inmigración, desheredados del sistema... Nuevos temas (y voces) se abren paso en la gran noche del cine americano, que se celebra el día 25

Intérpretes, directores y productores miembros de la Academia de Hollywood debaten si se trata de un nuevo rumbo o de una anomalía de la pandemia

¿Quién critica a la crítica? Hacia una mirada más amplia y menos sexista

combo directores

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Beatriz Martínez

Beatriz Martínez

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Parece que haya pasado una eternidad desde que se entregaron los Oscar 2020 y no solo porque la edición de 2021 se haya retrasado unos meses. La pandemia ha provocado que nuestra noción del tiempo se haya visto trastocada, así como prácticamente todo lo que nos rodea. Por eso, resulta inevitable que los premios de la Academia de Hollywood también sean un espejo del momento en el que vivimos. A falta de grandes 'blockbusters' que han ido aplazándose indefinidamente por el cierre de las salas en Estados Unidos, las películas que copan este año la categoría reina son en su mayoría independientes, algunas procedentes de plataformas digitales y otras surgidas de la división indie de las 'majors'. 

Pero no solo eso, hemos asistido a una auténtica revolución en cuestiones temáticas y de diversidad. Nunca unas candidaturas habían reflejado tantas problemáticas que se encuentran en el punto de mira del debate social. La vejez y los cuidados en 'The Father'; la lucha antirracista en 'Judas y el mesías negro'; la inmigración coreana en Estados Unidos en 'Minari. Historia de mi familia'; los desheredados del sistema que se ven obligados a vivir en sus márgenes en 'Nomadland'; la violencia sexual contra las mujeres en 'Una joven prometedora' y la salud mental y las adicciones en 'Sound of Metal'. Tan solo 'Mank', de David Fincher y 'El juicio de los 7 de Chicago', de Aaron Sorkin (a pesar de su talante puramente reivindicativo a favor de las libertades) podrían considerarse películas canónicas dentro de estos galardones. Una casualidad que ambas sean de Netflix, así que los esquemas vuelven a saltar por los aires.

Agenda política

Muchos podrían pensar que se trata casi de una agenda política que se encarga de repasar los temas que han marcado los últimos años. Otros creen que este cambio tenía que llegar tarde o temprano, porque no se podía seguir perpetuando un modelo antediluviano que no visibilizara las voces y reivindicaciones contemporáneas de los colectivos históricamente olvidados. 

Hace seis años, el 92% de los nominados eran hombres y el 86% de las películas estaban protagonizadas por actores blancos

Estas transformaciones se han ido gestando muy poco a poco. Hace seis años se promovió el hashtag #OscarSoWhite, para denunciar la ausencia, durante dos ediciones consecutivas, de directores e intérpretes negros. Ese año, el 92% de los nominados eran hombres y el 86% de las películas estaban protagonizadas por actores blancos. Le seguiría el #WhiteWashedOUT, promovido por la comunidad asiática que clamaba al cielo por su marginación en el sistema de Hollywood, y por supuesto el #MeToo, que se encargó de denunciar el machismo, los abusos y la violencia sexual que habían sufrido las mujeres en el seno de la industria.

Todo eso en un momento sumamente delicado en el que Donald Trump había subido al poder, arreciaban los discursos de odio contra las minorías y las mujeres, la violencia racial volvía a estallar y se alzaban barreras para excluir a los inmigrantes en un panorama de profunda crispación social.

Cuotas en la academia

Los Oscar no podían seguir dando la espalda a toda esta pluralidad de voces. Así que, para demostrar su compromiso, la Academia comenzó a invitar a profesionales de todo el mundo para que formaran parte de una renovada familia del cine. Su objetivo: equilibrar las curvas y los porcentajes que, hasta el momento, se había encargado de discriminar a las mujeres, a las razas no caucásicas y a cualquier otra nacionalidad que no fuera estadounidense. 

"Ha funcionado abrir la Academia a gente que reflejara mejor la diversidad del cine y concienciar a los que ya eran miembros de que las reglas del juego habían cambiado"

— Borja Cobeaga. Director y miembro de la Academia desde 2007

Poco a poco las cosas empezaron a cambiar. Nadie se esperaba que 'Moonlight' se llevara el Oscar en 2017, ni que 'Déjame salir' se convertiría en la sorpresa de 2018 junto a una metáfora fantástica sobre la diferencia como era 'La forma del agua'. Pero realmente la revolución llegaría en esa mítica edición del año pasado en la que una película hablada en coreano y protagonizada por autores autóctonos, que no tenía absolutamente nada que ver con Hollywood, 'Parásitos', se llevó cuatro Oscar: mejor película, mejor película internacional, mejor guion y mejor dirección para Bong Joon-ho

Borja Cobeaga, miembro de la Academia de Hollywood desde 2007, cree que ese momento fue el verdadero punto de inflexión. "Es evidente que han funcionado las dos vías que se propuso la Academia: por un lado, abrirla a miembros que reflejaran mejor la diversidad del cine, sobre todo a nivel internacional, y por otro, concienciar a los que ya formaban parte de ella de que las reglas del juego habían cambiado", cuenta el director y guionista a EL PERIÓDICO. 

Dejar de dar la espalda al mundo

"Hollywood siempre está despierto", continúa el productor Enrique López Lavigne, miembro desde el año pasado. "Abrió sus puertas a los inmigrantes alemanes e italianos que huían del fascismo y ahora se ha dado cuenta de que no puede seguir dando la espalda al mundo y que su objetivo es convertirse en una Academia Global en el que todos nos sintamos representados". 

"Hollywood siempre está despierto y se ha dado cuenta de que no puede seguir dando la espalda al mundo: su objetivo es convertirse en una Academia Global"

— Enrique López Lavigne. Productor. Miembro desde 2020

Bárbara Peiró, productora de El Deseo, es de la misma opinión: la clave para que este año asistamos a este ramillete de películas que desafían las convenciones tiene que ver con ese espíritu de apertura. "No sé el número de nuevos integrantes cada año, pero son muchos y variados. A mí me llamaron ellos para formar parte y es bastante paradójico que pueda votar en los Oscar y no en los Goya. Como yo, tiene que haber muchísima gente en las mismas condiciones y me parece normal que los nuevos miembros no votemos de la misma manera que lo hacen los de Los Ángeles, que hasta el momento tenían la hegemonía".

La edición de las primeras veces

Esta también ha sido la edición de las primeras veces: la primera vez que dos mujeres están nominadas en la categoría de dirección (Chloé Zhao y Emerald Fennell); la primera vez que la ópera prima de una mujer está nominada a mejor película ('Una joven prometedora'); la primera vez que una intérprete está nominada como mejor actriz y productora (Frances McDormand por 'Nomadland'); la primera vez que todos los productores de una película nominada son negros ('Judas y el mesías negro'), y la primera vez que hay tantas nominaciones para creadores e intérpretes de ascendencia asiática: Chloé Zhao (directora, productora y guionista), Steven Young (actor protagonista) y Yu Yuh-jung (actriz de reparto). También la primera vez que se nomina a un actor musulmán como mejor protagonista, Riz Ahmed por 'Sound of Metal'. ¿Casualidad o síntoma?

¿Inclusión o artificio?

"Creo que el tema de la corrección política es muy americano. Y eso implica incluir minorías, ciertos temas. Pero a veces pasa que se queda en un mero símbolo o tiene resultados artificiales. Acaba de pasar en los BAFTA. Por primera vez, los nominados han sido elegidos por comités y eso ha traído sorpresas maravillosas, como la nominación de Jasmila Zbanic por 'Quo Vadis, Aida?', o las intérpretes Bukky Bakray por 'Rocks', Wunmi Musaku por 'His House' o Alfre Woodard por 'Clemensy'. Pero, ¿al final quién gana? Frances McDormand, que ni siquiera se conecta para agradecer el premio. Por eso creo que se trata de una revolución inacabada", reflexiona Bárbara Peiró. 

"Me parece normal que los nuevos miembros no votemos de la misma manera que lo hacen los de Los Ángeles, que hasta ahora tenían la hegemonía"

— Bárbara Peiró. Productora y miembro de la Academia

La actriz Irene Escolar, que forma parte de la Academia desde 2019, añade que no es aleatorio que todas estas películas estén nominadas a los Oscar. "No se les escapa nada y evidentemente son muy inteligentes a la hora de escuchar lo que la gente está pidiendo. Por eso las grandes productoras tienen divisiones más pequeñas que son las que les dan prestigio y se atreven a arriesgarse más. Ponen un dinero residual y consiguen premios. Es un mecanismo que se retroalimenta y, evidentemente, no hay nada casual en él, está todo muy pensado". 

Radiografía del nuevo rumbo

Manuel Yáñez Murillo, crítico de la revista 'Fotogramas' y colaborador de la prestigiosa 'Film Comment Magazine', piensa que con la ausencia de grandes producciones que pudieran acaparar la taquilla, los Oscar 2021 conforman una radiografía bastante fiel de las tendencias de la industria: emergencia de nuevas directoras, una sensibilidad indie más plural y apertura a producciones extranjeras.

"No se les escapa nada y evidentemente son muy inteligentes a la hora de escuchar lo que la gente está pidiendo"

— Irene Escola. Actriz y miembro de la Academia desde 2019

Sin embargo, no se atreve a pronosticar que estos cambios sean permanentes. "No hay que subestimar a Hollywood y su capacidad de rearmarse y diseñar e imponer nuevas formas de producción, distribución y promoción del cine", cuenta el especialista. "Será interesante ver si los cineastas y sensibilidades que ahora parecen ganar terreno sabrán marcar los discursos del cine popular del mañana".

¿La pandemia ha tenido algo que ver con este cambio de mentalidad? Enrique López Lavigne cree que el sistema no estaba preparado para reaccionar ante algo así, a pesar de que el paradigma de consumo estaba ya cambiando y que se había abierto una ventana al espectador para relacionarse con el producto audiovisual de una manera diferente.

Quizá por eso el público se ha acercado mejor y con más calma a las historias que conectasen con el espíritu de los tiempos: que hablaran de la soledad, de incomprensión, de la rabia, de abandono, de la pérdida de la identidad, de la lucha por la libertad, de la crisis de identidad, de las penurias económicas, de la necesidad de librarse de los tabús o de la conexión con uno mismo. Y las películas nominadas este año también hablan de esas cosas.

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