Desde pequeños nos dicen que en el deporte hay que respetar al contrincante. Y que si alguna vez actuamos mal, tenemos que pedir perdón. Una competición de la magnitud de la Liga de Campeones de fútbol tiene como lema Respect. Pero este fin de semana hemos visto una muestra de lo que seguro que no es respeto y de lo que seguro que no podemos aceptar como deportividad. El piloto de MotoGP Valentino Rossi dando una patada a su rival Marc Márquez en el circuito de Sepang (Malasia).
No solo dándole una patada, sino también poniendo en riesgo la salud de su contrincante, teniendo en cuenta el elevado riesgo que supone un deporte como el motociclismo. Es vergonzoso que un deportista del nivel de Rossi tenga un gesto tan poco deportivo y menos profesional.
Competir supone saber ganar pero, sobre todo, saber perder. Competir es aceptar que no siempre puedes ir delante. Después de tantos años de ser un referente en el mundo de las motos, es una pena que Rossi haya acabado siendo un mal ejemplo de deportividad, tirando a la basura toda la buena reputación que se había ganado en su carrera.
Por desgracia, no es el único deportista al que hemos visto actuar así. También tuvimos el ejemplo del futbolista francés Zinedine Zidane en su último partido, la final del Mundial del 2006, dando un cabezazo al italiano Marco Materazzi. Por desgracia, ya hemos visto como los respectivos comités no penalizan debidamente estas acciones. Si lo hicieran, podríamos enseñar y dar ejemplo de que el deporte es respeto.
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